Esto nos había parecido normal hasta antes del pegado, como es lógico, pero no una vez realizado.
Así que analizando las uniones, observé dos cosas: en un caso, las mantas estaban unidas a la banda pero algo separadas entre sí, medio centímetro aproximadamente.
En el otro caso, estaban perfectamente unidas, manta con manta, pero aún así, se notaba la separación cuando lo mirabas desde lejos.
No obstante, encontré la explicación. Las hebras que simulan las plantitas de césped, están cosidas a la base, manteniendo una separación aproximada de medio centimétro entre fila y fila. Así que la primera manta tiene su última fila y luego medio céntímetro de solapa. La segunda manta tiene su medio centímetro de solapa y luego la primera fila de hebras. Ahí está el problema: por muy bien que la peguemos, en la unión habrá un centímetro de separación entre ambas filas de hebras.
Solución: recortar hasta hacer desaparecer la solapa de medio centímetro de una de ellas, así cuando se vuelvan a unir habrá medio centimetro de separación entre la última fila de la primera manta y la primera fila de la segunda manta, como en el resto del tapiz.
Así que se volvieron a separar las mantas, cortando por la banda de unión con un cutter, se recortó la minisolapa de un lado de cada manta, se acercaron un poco más las mantas entre sí para que no hubiese separaciones indeseadas al pegarlas, y se volvieron a pegar entre sí mediante el procedimiento anteriormente explicado. El resultado quedó perfecto tras limpiar con acetona algún que otro pequeño desbordamiento de cola.
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